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EL SECTOR ELÉCTRICO EN COLOMBIA ¿HACIA UNA EMERGENCIA ECONÓMICA? Por Ángel Castañeda Manrique

Una mirada al país de hace 30 años, permite ver tanto los avances que ha tenido el país, así como los retrocesos, algunos derivados del mismo progreso; me explico:

Cuando los grandes economistas analizan la formas de estimular la economía, casi todos coinciden que este tipo de medidas resulta mucho más fácil de implementar en los países en desarrollo, que en los países desarrollados; es así, porque en los países en desarrollo, lo que se busca es que las personas satisfagan necesidades insatisfechas, algunas veces básicas, que al ser implementadas por el Estado o a través de éste, la economía se mueve, generando inversión, trabajo y por supuesto, desarrollo.

En cambio, incentivar la economía en países en desarrollo resulta en ese sentido más difícil, porque las personas ya tienen sus necesidades básicas completamente satisfechas, adquieren bienes que incluso no necesitan, precisamente por la capacidad de pago; en ese sentido, es necesario convencer a la persona que, por ejemplo, reemplace un vehículo de un año de uso, por un nuevo modelo que le va a prestar exactamente el mismo servicio, por lo que la confianza del consumidor resulta una variable muy importante.

Esto lo digo porque es un poco lo que pasa en Colombia; hace30 años cuando se quería desarrollar infraestructura de servicios públicos, la población se sentía que estaba llegando el desarrollo y en esa medida, que iría a gozar de servicios que a la fecha no tenía. Hoy en día, dado que la cobertura de los servicios es alta, el desarrollo de la infraestructura ya no la sienten las comunidades como un progreso propio, sino como una carga que se le está imponiendo, además de los supuestos daños que esto les genera, particularmente a las comunidades. Los resultados recientes del DANE muestran la siguiente gráfica, tomado de la Revista Semana Edición 1906:

En otras palabras, parece ser que entre más desarrollamos servicios públicos, más difícil nos resulta la expansión de los mismos.

Por supuesto, esa percepción de que la infraestructura no genera un beneficio para todos los usuarios de un servicio es falsa, y en mi opinión, es el resultado de una pobrísima gestión de liderazgo en el sector, que ha dejado a las empresas privadas solas para lidiar con los vericuetos del Estado, que esta lleno de personas capaces pero con pánico de los organismos de vigilancia(Procuraduría y Contraloría) que ejercen su función, en la mayoría de los casos, buscando los titulares de prensa mucho más que en el cumplimiento de su deber.

¿Por qué digo que vamos hacia una emergencia económica en el sector eléctrico?

Básicamente porque se están juntando todos los males posibles,que pueden hacer que el sistema eléctrico colapse, y que nos enfrentemos a unracionamiento eléctrico para los años 2021 -22, si no se hace nada, o mejor, siseguimos con la gestión que el sector heredó del último Ministro de Minas y Energía, que probablemente pase a la historia como los peores de la época reciente de Colombia.

Así, en primer lugar, el Congreso de la República, particularmente los senadores Barguil y Name, están destruyendo el único activo con que realmente cuenta el sector de energía, que es la confianza legítima de los inversionistas y de los usuarios; esta se destruye con el trámite de un proyecto de ley, que de un plumazo modifica la regulación de carácter técnico, para objetivos políticos, altamente rentables electoralmente; según ese proyecto de ley, los recursos de Cargo por Confiabilidad, con los cuales disminuimos el riesgo de un apagón, dejarían de destinarse a los generadores que construyen y aportan energía firme cuando el país la requiere, y se iría a financiar el hueco que deja Electricaribe, entre otros asuntos.

David Barguil y David Name, los dos responsables de afectar la credibilidad del sector eléctrico en las instituciones

En segundo lugar, el retraso de Hidroituango, implica que el sector deba reemplazar rápidamente esa capacidad de generación con nueva oferta, para lo cual se requiere no solamente que el Cargo por Confiabilidad se mantenga como un instrumento de carácter técnico, sino que además pueda ser utilizado para lograr que los inversionistas se interesen por presentar proyectos que puedan entrar en operación, cuando el país efectivamente los requiera.

En tercer lugar, es realmente alarmante el retraso que existe en el desarrollo de líneas de transmisión tanto Nacional como Regional, al punto que no existen cifras oficiales, o al menos éstas no se hacían públicas, tal vez por el afán de Exministro Arce de esconder su pésima gestión a cargo del Ministerio de Minas, por andar defendiendo la agenda del Ministro de Hacienda de bajar las tarifas de las empresas reguladas a patadas y sin ningún fundamento técnico.

Este último mal, es sin duda el más difícil de manejar, porque requiere de una serie de medidas, que involucran a más de una entidad, y por supuesto más de una agenda.

En efecto, el retraso de las líneas de transmisión, y por lo mismo, de la conexión de las cargas que lo justifican, ha implicado que la CREG se atreva a proponer que, para garantizar la continuidad de la prestación del servicio, se debe autorizar al CND a desconectar demanda, para efecto de evitar un daño mayor; en efecto, en la Resolución 130 de 2018, se puede leer el siguiente considerando:

Ante el crecimiento de la demanda y la no entrada oportuna de obras de expansión, se presentan el SIN topologías en las cuales los Esquemas Suplementarios implementados no son suficientes para controlar las contingencias sencillas, y se hace necesario aplicar una desconexión preventiva de la demanda de forma tal que, ante la materialización de la contingencia, el esquema deslastre parte de la demanda y evite el colapso de un bloque mayor de demanda.».

En otras palabras, por culpa de los retrasos en los proyectos del Sistema de Transmisión Nacional y los del Sistema de Transmisión Regional, el CND va a empezar a literalmente desconectar demanda. De manera desafortunada laResolución 130 de 2018 no tiene documento soporte, y por lo tanto, el único soporteque existe puede encontrarse en las resoluciones que se sirven de antecedentes,donde básicamente se cita un estudio y se incluye la siguiente afirmación:

«Debido a la existencia de factores como actos mal intencionados en la infraestructura eléctrica y otros fenómenos que afectan las redes del SIN se ha evidenciado la necesidad [de] contar con criterios de confiabilidad en la operación del SIN, los cuales han venido siendo introducidos en la regulación. No obstante, se requiere revisar y complementar dichos criterios y este es el caso del criterio determinístico de contingencia n-1 que se ha venido utilizando en la operación»

Aclaro que la medida de la CREG es sensata frente a las circunstancias, y que mi critica va precisamente a la forma como esas circunstancias se volvieron una realidad.

Si queremos entonces que los proyectos no se retrasen, que elpaís no tenga que incurrir en las ineficiencias propias de los retrasos en laentrada de los activos de transmisión, el Ministerio de Minas y Energíarequiere liderar un cambio profundo, que borre todo paradigma para contestarcon honestidad las siguientes preguntas:

  • ¿Sigue siendo válido que las expansiones del sistema de transmisión nacional y regional se hagan por convocatorias públicas?
  • ¿No es preferible que existe una política coordinada a través de las empresas incumbentes para el desarrollo de esa infraestructura?
  • ¿No sería la expansión mejor gestionada por una sola empresa, que pueda adelantar los permisos y demás de manera anticipada?
  • En caso que las convocatorias se justifiquen ¿Es la UPME la entidad para hacerlo? ¿Lo está haciendo bien? ¿Sus decisiones han sido guiadas por los objetivos que le señala la ley o han sido influenciadas políticamente?
  • ¿Esta la UPME dotada del personal suficiente para cumplir en tiempo con los retos que implica poner las líneas al día?
  • ¿El criterio utilizado por el Minminas para aprobar la prórroga de los tiempos de conexión a los adjudicatarios es la correcta?
  • ¿Cuál ha sido el impacto de la demanda No Regulada, sobre todo los grandes industriales, en la necesidad de conectarse al STN?

Creo que si la Ministra y su Viceministro se hacen estaspreguntas, y éstas son contestadas de manera honesta, encontrarán que existe unmapa para la toma de decisiones, y de pronto será evidente que el Presidentetendrá que decretar más tarde que temprano medidas extraordinarias que impidanque el país llegue a un racionamiento eléctrico.

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LA HISTERIA COLECTIVA…LA PEOR DE LAS LOCURAS

Una defensa por la institucionalidad

Por Ángel Castañeda M.

De cuando en vez, las sociedades en general atraviesan por periodos de crisis en las cuales, como en las situaciones individuales, se reacciona de manera impulsiva, sin pensar en las consecuencias y respondiendo más a sentimientos de ira, odio, revancha y demás productos miserables de la condición humana, que a señales racionales resultantes de un proceso analítico, que lleven verdaderamente a la solución de los problemas.

La crisis energética por la que pasa el país, es un ejemplo más de esta histeria colectiva, donde las masas son llevadas como borregos, por voces que en la mayoría de los casos, no saben si esa acción que lideran es la correcta, y ni siquiera si lo que consideran como justificado, tiene una verdadera causa en la realidad.

En efecto, el Ministro de Minas Tomás Gonzalez renunció, asumiendo la responsabilidad política que le correspondía como jefe de la cartera, lo que implicaba teóricamente que tanto la oposición, como aquellos críticos de la situación, asumirían como válida y suficiente, que es lo que pasaría en cualquier país con una democracia consolidada; increíblemente, pareciera que el Presidente Santos se equivocó al aceptarle tan rápido la renuncia, debiendo esperar para ver el momento oportuno en que esa presa fuera lo suficientemente apetecida por los lobos, como para saciar su hambre de venganza.image_content_23344470_20150507171455[1]

En Colombia sin embargo, se le ocurrió a un brillante senador de la oposición pedir la cabeza de la totalidad de los miembros de la CREG, como un acto “necesario” para reconocer la responsabilidad que le cae a sus miembros, por la crisis por la que atraviesa el país …. Locura, de la más fina, y de la más torticera.th87791UK0

Si en realidad fuera un acto de responsabilidad política lo que el ilustre senador Duque buscara, debería tener en cuenta que los errores de regulación que estamos pagando en la actualidad, se gestaron durante el Gobierno de Alvaro Uribe, cuando se les ocurrió que la generación térmica podía ser abastecida de forma permanente con combustibles líquidos, decisión que fue acompañada por todos los ministros de esa administración… de manera que la locura del Senador Duque, no lo deja ver que él, como miembro de un partido que representa un gobierno del pasado, está sin duda pidiéndose responsabilidad a sí mismo, y al jefe natural de su partido.

Pero no solo eso; 3 de los miembros de la CREG, que además incluyen personas que participaron activamente en el diseño del Cargo por Confiabilidad, fueron elegidos por el mismo Presidente Uribe; de manera que también al Gobierno Uribe, debería caberle responsabilidad “in eligendo” como decimos los abogados, respecto de estos miembros de la CREG.

Sin perjuicio de lo anterior, que solo busca encontrar contradicciones en las afirmaciones aparentemente puras y bien intencionadas del novato Senador, es importante tener en cuenta lo siguiente:

La CREG es una institución que nos ha sabido llevar durante más de 3 Niños, sin que nos tuviéramos que preocupar por el tema de desabastecimiento eléctrico; esos resultados son claros y contundentes, y forman parte de la historia de éxito que el país debe reconocer y sobre todo recordar,  antes de salir como borregos detrás de los las personas que piden un linchamiento público.

Esas personas también deberían recordar, que la CREG es una entidad que regula el sector de gas combustible, incluyendo gas natural y GLP, además de los combustibles líquidos, así como la transmisión eléctrica y la distribución, que serían sectores que se verían seriamente afectados por la renuncia de los expertos, quienes tienen a cargo el desarrollo de dichos temas.

De la misma manera, es importante recordar que la CREG implementa las políticas públicas, y en ese sentido, antes de juzgar si hubo o no errores, es importante determinar si estos fueron el resultado de una política pública, definida incluso en el mismo Congreso de la República, que falló, no porque los señores expertos de la CREG así lo quisieran, sino porque ese es un riesgo que se asume al momento de tomar decisiones de ese tipo, sin la evaluación correspondiente.

La renuncia de los expertos le haría mucho más daño que bien al país; sin duda serviría para que el Senador Duque se pusiera una estrellita, y para que las asesoras que lo tienen dateado cumplan con el propósito de bloquear la regulación, pero no sería la solución al problema.

Nada de lo anterior significa que no haya lugar a reformas en la institucionalidad de la CREG, que no solamente han sido solicitadas por varios agentes del sector, sino además por algunos de los miembros de la Comisión misma; tampoco significa que no haya responsables, porque claro que los hay, pero es importante determinarlos con nombre propio, para evitar caer en injusticias y exageraciones que al final van a costar mucho más de lo que se lograría con su renuncia.

En este momento, el país y sus líderes, deberían estar pensando en la solución, en cómo lograr que el país logre las metas de ahorro que se requieren, en fomentar la entrada de nueva generación, en presionar para que Venezuela nos devuelva el gas que el Señor Presidente Uribe tercamente le vendió al Hugo Chavez, cuando éste era el mejor amigo, y continuó vendiéndole cuando era el peor enemigo.

Si se accede a la petición de la turba, liderada por voces llenas de contradicciones, de solicitar la renuncia de los expertos, se retrasarán millones de dólares en inversiones que son necesarias, ya no únicamente para poder pasar el próximo Fenómeno del Niño, sino para algo mucho más básico, que es garantizar los servicios de gas, energía eléctrica y combustibles líquidos.

Linchamiento[2]

Histeria… claro que si… pero con un poquito de coherencia y de ponderación.

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marzo 10, 2016 · 4:03 am

LA TORMENTA PERFECTA DEL SECTOR ELECTRICO- UNA EXPLICACIÓN SENCILLA

Mucho se ha escrito sobre el problema que atraviesa el sector eléctrico, y si el país entrará en un racionamiento derivado del fenómeno del Niño por el que atraviesa el país; propios y extraños, connotados columnistas de todo corte, hacen juicios y ubican la causa de la situación, sin entender ni siquiera el problema y mucho menos la solución propuesta por el Gobierno; las personas que desprevenidas leen la prensa, como mi Madre, repiten los pronósticos hechos por estos «expertos», que juzgan después de que el partido se jugó, contribuyendo a enredar más lo que de por si es muy difícil de entender.

Este documento busca explicar de la forma más sencilla y objetiva posible, tanto el problema como la solución planteada, advirtiendo que no trabajo para Gobierno ni para ninguna de sus entidades, pertenezco al sector privado y tampoco soy asesor de ninguna de las empresa que hoy se encuentra al borde de la quiebra por culpa de la situación.

Como bien dice el columnista Mauricio Vargas (ver columna), del apagón de 1991 se aprendieron lecciones importantes, como que la energía más cara es la que no se tiene, y que es preferible pagar más por mantener el servicio, que asumir los 20 Billones que nos costó el racionamiento de 1991; nos aseguramos de crear unas instituciones encargadas de que eso no pasara nuevamente, y a decir verdad, si se mira la historia desde 1991, esa receta ha sido exitosa, ya que hemos superado más de 4 fenómenos de El Niño, y contrario a lo que ocurrió en Brasil, Ecuador y Venezuela, (ver noticia aqui) el país no se ha apagado.

Esto se logró a partir de una figura, que inicialmente fue denominada el Cargo por Capacidad, y que luego fue rediseñada al Cargo por Confiabilidad, la cual ha sido exitosas al momento de atraer nuevas inversiones para la construcción de embalses como El Quimbo, Hidrosogamoso y otros, para poder tener la energía que el crecimiento del país va requiriendo.

También ha sido exitosa para mantener a las empresas existentes en plena capacidad de aportar a la solución, y en ese sentido, parte de esos recursos, que están metidos en la tarifa, ha sido destinado para todos aquellos que están en capacidad de aportar energía, cuando se presenten fenómenos como el del Niño; para los generadores existentes, que son fundamentalmente hidráulicos y térmicos, el Cargo por Confiabilidad les implica una remuneración, que busca que estos estén disponibles para cuando el país los requiera.

¿Por qué es importante remunerar estos agentes?

Generacion HidráulicaPrincipalmente porque los periodos de lluvia en nuestro país, por estar en el trópico, son más abundantes que los periodos de hidrología crítica, como los del Niño, y en estricto sentido, el país puede abastecerse de los generadores hidráulicos siempre y cuando el régimen de lluvias se mantenga; los generadores térmicos por su parte, durante los periodos de lluvia (que pueden ser entre 3 y 5 años) no tienen posibilidad de generar para vender energía, pero el país aun así los requiere, precisamente cuando vengan este tipo de eventos.

Las empresas térmicas entonces, tienen que mantener sus máquinas en óptimas condiciones (como en efecto lo están ya que anualmente tienen que hacer pruebas de esfuerzo), durante los periodos donde el país no las necesita; esto implica hacer mantenimientos, pagar personal, y todo lo que se requiera para cuando se les diga que prendan las máquinas; contrario a lo que señala el comentarista Aurelio Suarez de Blu Radio, quien con datos parciales y sin información, afirmó de manera irresponsable que las máquinas no estaban listas, y que por consiguiente, tampoco se había invertido en su disponibilidad.

Si estos agentes no existieran, o no mantuvieran sus máquinas, simplemente entraríamos en racionamiento cada vez que hubiera un fenómeno del Niño como el que estamos atravesando.

termovalleEn ese sentido, no es como ciertos periodistas han mal informado (Arismendi, Morales, Sanchez y Dávila), que se ha malgastado la plata, o que se ha sido objeto de un robo. Por el contrario, la prueba está ahí, en los 4 fenómenos de El Niño superados, sin que el usuario ni siquiera lo notara.

¿Qué fue entonces lo que salió mal?

Lo que salió mal es que los agentes térmicos, asumieron válidamente que con los ingresos recibidos por el Cargo por Confiabilidad, podían mantener sus máquinas y equipos funcionales, y con la venta de energía podían recuperar la mayor parte de los costos variables en los que incurrían, es decir, pagar el diésel y demás combustibles líquidos que utilizaran, a través de la venta de energía; en otras palabras, que el precio al cual podían vender la energía, en estos periodos de hidrología critica, serían suficientes o muy cercanos para cubrir sus costos.

Ese supuesto no se dio, fundamentalmente porque la fórmula que determinaba el precio al cual debían vender la energía no contaba con variables como la bajada del precio del petróleo, el diferencial del precio entre el combustible internacional y el precio interno y la devaluación súbita del peso; según cálculos presentados por reconocidos expertos, el diferencial podía ser igual o mayor al 60%, es decir, por cada Kilovatio generado, los agentes solo recuperan el 40% de los costos, y aún así generaron hasta que en efecto, se les acabo literalmente la gasolina.

Ahora bien, si esos agentes que hoy en día generan con combustibles líquidos, pudieran generar con gas, no habría realmente un problema; lo que pasa es que no hay gas, y no hay gas porque el país no ha estado en capacidad de reponer sus reservas a. la misma velocidad que las viene gastando, y porque las pocas fuentes alternativas que hay, requieren ser conectadas a los gasoductos principales, para lo cual se requieren licencias ambientales, acuerdos con la comunidad, etc, que se están tomando más tiempo que la construcción misma.

¿Entonces si ocurrió un error?

Si ocurrió un error grave en el cálculo de la fórmula, pero en favor del usuario; en efecto si la CREG hubiera revisado la fórmula a tiempo, el valor que el usuario hubiera tenido que pagar, sería mucho mayor que el que actualmente paga, incluyendo el ajuste del Gobierno; cálculos preliminares implicarían que en vez de pagar $7 pesos más, debería pagar del orden de los $18, ya que el ajuste que hizo el Gobierno, solo se dio para aquellos agentes que generaban con combustibles líquidos, y no para el resto de los generadores, que hubiera sido lo correcto.

Esto implica que al usuario no le están metiendo la mano al bolsillo, como de manera apresurada lo han repetido como loros sin fundamento algunos periodistas, sino que por el contrario, le pidieron que devolviera una parte del dinero que en realidad no era suya.

¿Habrá o no racionamiento en el 2016?

Ilustres columnistas como Mauricio Vargas, citan fuentes anónimas en el Palacio de Nariño, donde según el periodista, se dice que en Marzo vamos a tener que entrar en un racionamiento; la verdad, Mauricio Vargas haría bien pidiéndole a esa misma fuente el número del Baloto para ese mismo mes, para ver si se puede dedicar a escribir libros tan buenos como el último, donde describe una etapa de nuestra independencia

El racionamiento va a depender de muchas variables, como la entrada en operación de los gasoductos que en la actualidad construye Promigas para permitir la entrada de nuevas fuentes de suministro de gas, la llegada del gas de Venezuela, la entrada de otras fuentes de suministro como por ejemplo Gibraltar, que el régimen de lluvias de esta época mejore un poco, y sobre todo, que todos los colombianos ahorremos agua y energía.

En un escenario donde estas variables funcionen, podemos pasar sin problemas el periodo de El Niño, porque existe suficiente capacidad de generación para atender la demanda; en otras palabras, el problema no es de capacidad, sino estrictamente financiero.

¿Cuáles eran las alternativas que tenía el Gobierno?

Las alternativas eran muchas, pero todas se centran en dos; o se hacía algo para que en efecto no gastáramos más agua de la necesaria en la generación de energía, y por tanto se daba una solución a los generadores térmicos, y se asumía valientemente el costo político de este tipo de decisión, como lo hizo el Ministro Tomás Gonzalez, o se asumía un racionamiento, que implicaba que el país asumiera las pérdidas que este tipo de situación genera.

La salida del Gobierno para salvar la crisis fue la correcta, y contrario a lo que señalan los muy ilustrados periodistas, debería ser apoyada, fundamentalmente porque, se insiste, la alternativa era el racionamiento.

Ahora bien ¿Qué podemos hacer para que esto no vuelva a ocurrir?

En realidad, todo esto es una tormenta perfecta, pero alimentada por razones diferentes a aquellas que la gente y la prensa normalmente cree.

Uno de los aspectos que más ha contribuido a la crisis, es la posición de la comunidad hacia los servicios públicos; hace 20 años, cuando en la finca que mi Padre tenía en la Vega, Cundinamarca, a la que fuimos durante por lo menos 8 años, le fueron a poner electricidad, todo los vecinos colaboraban, cedían de manera gratuita la servidumbre respectiva, y en general se percibía la llegada de la energía como un mayor progreso.

Hoy en día, extender redes eléctricas, construir hidroeléctricas, extender gasoductos, o cualquier otra actividad de servicio público y por lo tanto, de interés general, es tan o más difícil que construir un oleoducto para transportar petróleo o cualquier otra infraestructura de uso particular, principalmente por los enredados trámites ambientales, y los complejos acuerdos y tratos con las comunidades.

Los permisos ambientales son largos, engorrosos, y éstos están encareciendo los proyectos, porque las personas que lo conceden, no piensan en el costo de la infraestructura y por lo mismo como se podría reducir la tarifa, sino por donde creen estos funcionarios, con base en un escritorio en Bogotá, que la infraestructura tendría los menores impactos en el medio ambiente.

No consideran por ejemplo, que el gas natural o la energía eléctrica, son combustibles limpios, que contribuyen a conservar el medio ambiente, no solo porque su contaminación es mínima sino nula, sino porque llevan progreso a la gente que normalmente cubre sus necesidades con leña, lo que significa deforestación.

Creo que también hay que repensar el tema de los acuerdos con las comunidades, de manera que estos dejen de ser instrumentos de chantaje como lo son hoy en día, y se conviertan de verdad en instrumentos de compensación a las personas afectadas con la implementación de estos proyectos; no puede ser por ejemplo, que la construcción de líneas de transmisión nacional o gasoductos, sean obstaculizados por Comunidades que no son afectadas por el proyecto, pero que requieren un pago económico para dejar de protestar e impedir el avance de la infraestructura.Protestas quimbo

Criticar es fácil; criticar con algún criterio e investigación es difícil; desafortunadamente, la inmediatez de las noticias lleva a la mayoría d e los periodistas al primer tipo de críticas.

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POLÍTICA SOCIAL O COMPETITIVIDAD, El dilema de la Energía Eléctrica en Colombia

POLITICA SOCIAL O COMPETITIVIDAD

El Dilema de la energía eléctrica en Colombia

Por

Ángel Castañeda Manrique

Derivado de los precios de la energía eléctrica en Colombia, y de la creciente necesidad que tiene el país de ganar una mayor competitividad de cara a los Tratados de Libre Comercio que se encuentra negociando y suscribiendo, Colombia está en la mitad de una muy interesante discusión sobre si el precio de la energía es competitivo o no, si existen o no distorsiones, y en últimas, porque no podemos tener el mismo precio de la energía que en Estados Unidos.

En ese sentido, el reciente congreso de Andesco (agremiación de empresas de servicio público en Colombia) dedico gran parte de la discusión al asunto, y de las diferentes intervenciones, es posible sacar algunas conclusiones, o por lo menos de proponerlas para discusión.

En primer lugar, la energía eléctrica es un insumo necesario para por lo menos 95% de las actividades económicas del país, y en algunas de las industrias con mayor potencial de exportación, la energía podría tener un peso de aproximadamente de 35% del total de los costos de producción.

En segundo lugar, el precio de la energía eléctrica, ha subido en el país de forma importante en los últimos 5 a 7 años, pero al mismo tiempo el país ha sobrevivido 3 fenómenos del Niño sin necesidad de implementar medidas de racionamiento, y mejorando la calidad del suministro.

El problema, como resulta obvio cuando de competitividad se trata, es que el precio de la energía para la industria, resulta más alto que en otros países, algunos de las cuales son países con los cuales puede hacerse comparaciones válidas y otros, con los que simplemente no es posible determinar el precio real de la energía, dado el peso del subsidio estatal que se recibe (Venezuela, Ecuador, Bolivia y algunos Estados de los Estados Unidos).

¿Qué comporta entonces el precio de la energía?

En teoría, el precio refleja el costo de prestación del servicio que incluye la totalidad de la cadena y dos conceptos adicionales; uno denominado “seguridad en el suministro” y el otro “equidad” en la prestación del servicio, los cuales vale la pena discutir de manera breve.

La seguridad en el suministro, es aquella que nos ha permitido sobrevivir a 3 Fenómenos del Niño, sin tener que llegar a un racionamiento de energía eléctrica, como si lo hubo en Venezuela, Ecuador, y muchos de los países en Centro América.

Sin embargo, ese seguro, materializado en el Cargo por Confiabilidad, puede estar sobredimensionado, o en términos de seguros, el país podría estar sobre asegurado; este sobre seguro, se da fundamentalmente porque la CREG, de buena fe, sobredimensiona la demanda futura, y en ese mismo sentido, la generación necesaria para cubrirla, y por lo mismo, el costo final al usuario.

La actuación de la CREG es la obvia, si se tiene en cuenta los incentivos y desincentivos propias de una entidad pública; en efecto, si el regulador se pone de listo, a tomar una demanda baja para ser cubierta, y acierta, el precio de la energía será menor; pero si no acierta con la demanda baja, y por tanto, la demanda real es mayor que la proyectada, habrá racionamiento, y muy seguramente los sabios que obran en los organismos de control, encontrarán los argumentos para hallar responsables a los expertos que tomaron la decisión.

En otras palabras, la CREG no tiene incentivos para tomar el escenario más eficiente, sino por el contrario, el más conservador posible, aún y cuando éste resulte más costoso.

El tema de la equidad es aún más interesante; el Gobierno Nacional bajo la administración del Presidente Uribe, decidió ir en contra de la eficiencia económica, y creó las Áreas de Distribución, que en realidad es una forma de subsidio cruzado en la que los usuarios urbanos, con un costo de prestación del servicio menor, subsidien a las área rurales, que tienen un costo de prestación del servicio mucho mayor, por tener una menor concentración de usuarios.

¿Cuál es el resultado de esta política “equitativa”?

Pues que los centros industriales, ubicados en su mayoría en los centros urbanos, sufrieron un incremento significativo en el precio, lo que implica que tengamos un país más “equitativo” pero menos competitivo.

Lo curioso de este concepto de equidad, es que beneficia por igual a la totalidad de los usuarios rurales, sean estos de estrato 1 o 6, asunto que deja dudas además de la legalidad de la figura.

De los dos componentes antes mencionados, sería posible intentar las siguientes salidas:

La decisión sobre el escenario respecto del cual debería cubrirse la demanda en el Cargo por Confiabilidad, no debería ser tomada por la CREG, sino por un órgano de carácter político, que permita discutir cuales son los efectos que cada punto de seguridad adicional tiene en la competitividad del país.

Esa discusión, que debería involucrar la totalidad de las carteras del Gobierno, permitiría no solo aglutinar los intereses respectivos en un objetivo común (la expansión de generación eléctrica necesaria), sino que podría solventar discusiones ambientales, de financiación, etc.; este ente podría ser sin duda el Conpes.

Lo anterior permitiría que el regulador tomara la decisión de que generación se requiere, para cubrir la demanda definida en el Conpes; este esquema no garantiza que el escenario escogido por el Conpes no sea el más conservador, pero por lo menos será una decisión que consideraría la totalidad de los costos y los beneficios de la medida, y le daría una legitimación política a la figura.

En lo que respecta al tema de la equidad, es claro que no es posible hacer política con las tarifas de los servicios públicos, o mejor, que tales políticas terminan teniendo un costo demasiado alto para la economía del país.

Los subsidios cruzados, impiden que la demanda pueda tomar decisiones racionales, tales como ubicación, nivel de tensión, consumo horario, etc, señales todas que desaparecieron con la implementación de las áreas de distribución.

Sin duda existen otros temas que serían susceptibles de ser mejoradas, para lo cual solo se requiere la disposición técnica y política de revisar, para corregir, siempre dentro del concepto según el cual, es posible y válido que el regulador se equivoque, lo que no resulta válido es que conociendo la existencia de un problema, el regulador lo corrija.

Veremos cómo evoluciona la discusión.

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