ELECCIONES EN COLOMBIA
Lo que está en juego
Por Ángel Castañeda Manrique
En el día de las elecciones, y lejos de los apasionamientos propios de una campaña presidencial, es importante hacer algunas reflexiones, respecto de lo que podría pasar y de los asuntos a los que todos los colombianos, que vivimos en Colombia, estaríamos enfrentados.
Un primer tema en este análisis, tiene que ver con el abanico de candidatos, y en general, la competencia entre ellos.
En ese sentido, los colombianos no saben ni tampoco valoran, la importancia de tener varios candidatos de diferente origen y vertiente política; ya quisiera un venezolano o un nicaragüense, tener esas posibilidades reales, que son aquellas por las cuales lucha una democracia.
Frente a la historia del mismo país, la competencia es al mismo tiempo un logro; hace apenas 30 años, los valientes que se lanzaban con ideas a la palestra pública eran asesinados por las bandas mafiosas, de orientación ideológica tanto de derecha como de izquierda.
El segundo tema en este análisis, es la intención de voto en blanco, y que se refleja no solo en las conversaciones casuales que son comunes en todo lugar, sino también en las encuestas y los medios de comunicación.
No es claro porque teniendo todas las opciones representadas en la baraja de candidatos, existen personas que votan en blanco, a veces con disculpas tales como que no son claros los programas, o simplemente porque consideran que no hay por quien votar.
El voto en blanco que se justifica en las dos excusas antes mencionadas, son un resultado de la mecánica de los medios de comunicación, quienes están más interesados en las peleas que generan rating, que en los programas aburridos de cada candidato; hoy en día, es el elector el responsable de conocer los programas, los cuales no solo existen, sino que además difieren de alguna manera, entre candidato y candidato.
Argumentar que no hay por quien votar, es negar el hecho que todas las vertientes políticas están representadas en los candidatos en competencia.
Creo que el voto en blanco se está justificando en la sensación de los medios de comunicación, más que en la realidad de lo que reflejan y representan los programas de los candidatos, y en ese sentido, el voto en blanco implica una contradicción, porque estaría validando aquello que precisamente dice atacar.
Un tercer tema que merece ser resaltado, es el esquema de segunda vuelta, que va a obligar necesariamente hacia una alineación de los candidatos alrededor del Presidente Santos o del Candidato Zuluaga; al contrario de lo que vaticinaban algunos analistas, la reelección de Presidente no es segura, y por el contrario, se encuentra en un periodo crítico, donde cualquier error cuesta.
La diferencia fundamental entre Santos y Zuluaga, es principalmente el tema de la paz, ya que ambos representan la misma corriente de pensamiento político y económico, y ambos, en mi opinión, son igualmente capaces de gobernar al país, claro está que con diferentes estilos.
Sin embargo, la diferencia en tema de la paz no es poca ni es menor; Santos claramente está convencido que la mesa de la Habana, va a culminar en un acuerdo de paz, para lo cual las partes ya discutieron 3 de los cinco temas previstos en la agenda originalmente planeada, asunto que, según los expertos, es un avance jamás logrado en la historia del país.
Es posible, sin duda, criticar el proceso de paz y la forma como éste fue diseñado; pero también, sin duda alguna, su diseño no es casual y por el contrario, pareciera mucho más cercano a lo que el común de los colombianos quisiera.
En efecto, de los diálogos del Caguan, fue claro que la zona de distensión, creada originalmente para contener la guerrilla en un sitio particular, fue un error craso, que la guerrilla utilizó para su fortalecimiento militar.
La llegada de Uribe al gobierno en el 2000, la arremetida de las fuerzas militares y la ayuda económica y militar del Plan Colombia, fueron la clave para voltear la balanza de la guerra, poniendo al país en una posición ventajosa respecto al conflicto; dada esa posición ventajosa, era obvio que las FARC querían nuevamente un escenario de paz, pero nuevamente con despeje, de un área menor pero mucho más importante que se encontraba en el municipio de Pradera.
Santos elegido, tuvo varios golpes contundentes contra la guerrilla, que la gente olvida, pero que demuestran la verdadera posición del Presidente; fue Santos el que dio de baja al Mono Jojoy y a Alfonso Cano, máximos jefes de esa organización terrorista. Las condiciones con las que Santos accedió a las conversaciones de paz, fueron las mejores que se podían conseguir; en primer lugar, los diálogos no se dieron en el país, como en el Caguan, sino afuera, y bajo la lupa de los países garantes; en segundo lugar, las fuerzas militares continuaban con la ofensiva, lo que impedía que pasara lo que el ilustre y autoperdonado Doctor Pastrana permitió, que era que las FARC se reforzaran militarmente y aprovecharan la zona de distensión para resguardarse de los ataques.
Desde el punto de vista de la agenda, el Gobierno aprendió de los errores del Caguan y previo al inicio de las negociaciones, determinó claramente una agenda, que consta de 5 puntos, lo cual asegura que la mesa no se salga a discutir cosas que no están en la misma, y que el país tenga claridad que no está negociando el modelo económico. Esos puntos son (i) política de desarrollo agrario, (ii) participación política, (iii) Fin del Conflicto, (iv) Drogas ilícitas, (v) Víctimas y Verdad.
La sola negociación de la agenda, es un triunfo para el país en general y sin duda para el Gobierno, asunto que desafortunadamente no se le ha dado el suficiente despliegue mediático para que la gente lo entienda.
Es un triunfo, porque limita los temas de discusión, y permite enfocar las conversaciones, evitando la manipulación, y los shows mediáticos que no ofreció las FARC en la aduana.
¿Qué ofrece Zuluaga?
Con independencia de lo que realmente crea Zuluaga, éste está atrapado en su discurso. Afirma que congelará los diálogos por una semana, para que la FARC cese las hostilidades de manera unilateral, lo cual, obviamente, es lo mismo que decir que los diálogos se terminan, y que todo lo que se avanzó se iría al olvido.
En mi opinión, las FARC sigue siendo un grupo mafioso y narcotraficante, pero se arropa y es reconocido por una ideología; si se logra el proceso de paz, incluso si no todos los miembros de la FARC se desmovilizan, los que se queden en la selva, pasaran de ser guerrilleros, a bandas criminales, los cuales son tratados como tal, y los cuales no son protegidos por la legislación internacional.
Creo que la culpa de que a Santos le vaya tan mal, está en primer lugar a que él no es un tipo simpático, ni entrador, ni nada de lo que esperamos de un político; en segundo lugar, a que las FARC, en una estrategia de juego que solo puede ser catalogada como estúpida, o en el mejor de los casos como suicida, se encargó de dar los mensajes equivocados, que fueron formando una imagen colectiva diferente a la real.
Frente el primer tema, creo que más un Presidente simpático, necesitamos uno que haga la tarea, que gobierne, que tome las decisiones, y que avance; en eso, creo que no hay diferencia entre Zuluaga y Santos, y la verdad ese asunto tranquiliza.
Frente a la segunda, creo que si gana Zuluaga, será el fin de los diálogos, y el reinicio de una larga guerra, que además tiene un vecindario mucho peor que el que hemos tenido en la historia del país; las FARC harán una alianza clara con Venezuela, para protegerse mutuamente, en contra de Colombia, escenario este que requerirá mucha cabeza fría, tacto y diplomacia, ninguna de las cuales es una cualidad de los uribistas.
Finalmente, creo que cualquiera que gane, el país debe aceptar los resultados, y seguir y apoyar al que sea elegido; la unión de las fuerzas, aunque con discrepancias, es lo que el país requiere para salir adelante.